sábado, 9 de abril de 2011

NOCHE

Nunca había amado tanto la noche como aquella. Caminábamos y la gente nos veía. Mi mano no sabía cómo comportarse… sabía que tenía que rosar la suya, pero el mundo nos observaba, éramos juzgados por las miradas, todos tenían el derecho a cuestionarnos… no necesitábamos más que un pequeño rose de nuestros cuerpos para sentirnos plenos… sentía que nos conocíamos, pero no sabía más que su nombre… queríamos llegar a los rincones…. Sólo para amarnos, besarnos y conectarnos, la conexión era la base de nuestro paraíso… bello y hermoso, sencillo y sincero… eso y nada más… porque agregar algo es sobrepasar la frontera… una frontera que no existe más allá de nuestro mundo… un mundo pasajero, efímero pero real… un mundo que duró hasta ese amanecer… en donde el sol interrumpió el paraíso y la serenidad de la noche…

VICHO

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